
La certeza de un mirar sin voz
insiste en remendar el ayer.
Apoderandosé del más fino placer,
huésped de tu piel.
Trémolos vacilando,
ladrando, tirando a matar
a lo que queda ser.
¿Qué es lo que queda ver?
Y delirás, riendo a la vida,
sabiendo que instiga a comprar tu ilusión.
Tan arrogante, que hasta tus motivos
se quiebran nefastos y piden perdón.
Pero sabés que en esta comparsa loca
no van a verte bailar.
Un cliché trae viejos diluvios,
y seguimos masticando nueces...
Ese onirismo va transformándote,
ya es el diástole de tu voluntad.
Un par de rachas esperan,
en la intemperie, en libertad.
Delirás, riendo a la vida,
sabiendo que instiga a comprar tu ilusión.
Tan arrogante, que hasta tus motivos
se quiebran nefastos y piden perdón.
Pero sabés que en esta comparsa loca
no van a verte bailar.